Tenemos las Puertas Abiertas
- Fabian Escanero
- Jan 20, 2016
- 3 min read

Recientemente se dio a conocer al pueblo católico que comenzaba el “jubileo de la misericordia”, iniciado por un acto simbólico realizado por el Papa Francisco, donde se lleva a cabo la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. La apertura de la puerta significa que se abre un camino extraordinario hacia la salvación. Mientras el papa toca la puerta con un martillo dice: “Aperite mihi portas justitiae, ingressus in eas confitebor Domino”, que significa: “Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor.”
El Papa nos invita a reflexionar sobre la misericordia, de la cual los hombres se han olvidado, y donde las obras de caridad comienzan a hacer una gran falta.
“Hablen y actúen como quienes van a ser juzgados por una ley de libertad. Pues tendrá un juicio sin misericordia quien no practicó la misericordia.” Santiago 2, 12-13
Así como Santiago en el segundo capítulo de su carta describe la importancia de llevar una fe basada en obras, nosotros tenemos que atender al llamado de orar por el necesitado. Debemos de ser compasivos de corazón y no solo de palabra, ya que las acciones hablan por la fe.
Ser misericordioso se ha vuelto una acción poco presente en nuestra sociedad.
Hablando específicamente de nuestra Ciudad Juárez, la gente no puede confiar en cualquier ciudadano debido a la ola de violencia que se presentó algunos años atrás. En esta serie de eventos sufrieron familias, negocios, establecimientos, etc… Por lo cual nos resulta difícil confiar en los demás. Sin embargo, nos gustaría volver a ser el Juárez que era reconocido por su excelente hospitalidad, empezando por la venida del Papa Francisco este próximo 17 de Febrero.
La venida del papa es parte de este “Año de la misericordia” en el que la Iglesia nos invita a reflexionar sobre este concepto. Recordemos que la misericordia va de la mano con la compasión, que significa “sufrir juntos.” Necesitamos tener la suficiente empatía para entender y comprender el sufrimiento ajeno. Después podremos conocer el sufrimiento de la persona y ayudarla en su dolor. La Iglesia nos invita a ser soporte de esperanza y de fe, asegurar a nuestros hermanos que todo va a estar bien.
Hay que recordar que las virtudes de la fe, esperanza y amor siempre han sido más fuertes cuando se presentan en grandes comunidades. Nuestro Dios desde las diversas alianzas hechas con el hombre (desde Abraham hasta la revelación divina en Jesús), nos ha tratado de inculcar estas virtudes. Jamás el hombre ha podido solo, siempre se necesita ayuda de Dios y de nuestros hermanos para alcanzar las metas que en el amor nos hemos establecido.
Ser misericordioso no quiere decir que eres más importante que aquel que necesita tu compasión o perdón, el ser misericordioso es lograr comprender la situación de aquel que pide tu ayuda y dársela.
Este año actuemos con misericordia. Nuestra diócesis nos invita a practicar los siguientes actos espirituales y corporales: Espirituales:
Enseñar al que no sabe
Dar buen consejo al que lo necesite
Corregir al que yerra. Corrección fraterna (Mt 18, 15-20)
Perdonar las injurias
Consolar al triste
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
Rogar a Dios por los vivos y los difuntos
Corporales:
Visitar a los enfermos
Vestir al desnudo
Dar de comer al hambriento
Dar de beber al sediento
Dar posada al peregrino
Redimir al cautivo
“El Cristiano no piensa que Dios nos ama porque somos buenos, sino que Dios nos hará buenos porque nos ama”. –C.S. Lewis
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