“Auxilio!” El Planeta Pide Misericordia
- Claudia Mariel Duran
- Mar 6, 2016
- 3 min read

Un 8 de Diciembre del 2015, el Santo Padre Francisco nos otorgo una invitación al abrir las puertas de la misericordia. De igual manera, la invitación siempre ha estado abierta, pero ahora en este año 2016, Francisco, al que llaman “el Papa misericordioso” junto con Juan XXI, ha sido más que un ejemplo a seguir. Con todos sus actos de bondad, Francisco ha sido un Cristo vivo en la tierra.
El mundo abunda con hambre de Dios, hambriento de amor. Hay tanta falta de la misericordia que aquella se ve empolvada por falta de uso. Quitamos este polvo al tener disposición de ser amable y al hacer obras corporales de misericordia. Al tener este polvo fuera del panorama, ayudamos a que las necesidades y miserias ajenas no sean algo fuera de nuestro radar. Al hacer estas obras nos disponemos a sentir, tener compasión, y auxiliar a nuestros hermanos.
Como iglesia católica que somos, no está de más recordar la sed inmensa de amor, y vaya, muchos estamos conscientes de tal, pero la pregunta es: ¿Qué estamos haciendo para cambiarlo?
Las llamadas de auxilio las hacen no solo las personas, sino tambien los seres vivos que habitan en el mundo. Muchas veces el error del hombre está en poner su enfoque en el consumismo, y no reconocen que los recursos que utilizan en realidad tienen un límite.
¡El mundo en si también tiene hambre de misericordia! Dios es omnipresente y basta con ver a tu alrededor para creer en un Dios vivo. Los árboles, cielos, animales, océanos, tierras y de más, son regalos perfectos que Dios nos ha dado para nuestro bien. Cuidar el ambiente es reconocer que Dios está presente en cada segmento de nuestra vida.
“El custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro de Génesis y como nos muestra San Francisco de Asís, es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos” dijo el Papa Francisco, el cual incluye referencia a San Francisco de Asís, quien es considerado el santo patrono de la ecología. Un ejemplo excepcional de amor por la tierra es el que da San Francisco de Asis. Durante el 1226, este Santo escribo uno de los primeros documentos ecologistas, el cual fue “El cantico de las criaturas”. (Escrito abajo). Este no solo es un dialecto muy reconocido por el mundo, sino que también es considerado el primer gran poema en lengua italiana.
El amor que San Francisco de Asís mostraba al alabar a Dios a través de su creación era un amor inmenso. Así también nosotros en este año santo del jubileo de la misericordia, podemos poner tal en acción al cuidar el ambiente y por ende emanar ese buen olor de Cristo. Este olor nos permite crecer como católicos y alentar a los demás a hacer bien en toda ocasión. No dejemos que este jubileo santo tengo una fecha limite.
El Cantico de las Criaturas
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad
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